La nutrición de calidad como estilo de vida saludable

El objetivo de esta página no es simplemente presentar recetas sabrosas, sino dar también herrramientas prácticas para que cualquiera pueda mejorar su nutrición, y por ende, su salud.

No recomiendo ninguna dieta milagrosa ni sugiero sacrificios incumplibles. Y básicamente, tampoco doy importancia a cuántos kilos quieras o necesites perder; pienso que simplemente deberíamos intentar incorporar los siguientes consejos a nuestra vida cotidiana para mejorar nuestra alimentación y estilo de vida. Si logramos mantenerlos a largo plazo, no tengo que dudas que veremos notables resultados. El objetivo en definitiva no es llegar a un número final, sino mantener un determinado camino.

Tampoco te sugiero que cambies tu vida radicalmente de forma inmediata, porque eso no suena muy realista y probablemente solo funcione por un breve período de tiempo. Trata de incorporar de a poco algunos cambios. Si hay una comida „prohibida“ que te gusta y consumes habitualmente, ya sería un progreso si se vuelve algo ocasional. Si nunca haces deporte, sería un gran avance si comienzas a hacer caminatas largas con regularidad.

Los primeros 12 consejos en el camino hacia un cambio positivo:

  1. La mejor comida es siempre la casera. La ventaja de cocinar nuestra comida es saber exáctamente qué y cuánto ha sido utilizado en su preparación. Siguiendo las recetas de este blog, espero que puedas disfrutar de preparar cotidianamente tu propia comida.
  2. Reduce el consumo de productos ultraprocesados. Cuánto más domines las técnicas de la cocina, menos dependerás de comprar comidas untraprocesadas, que normalmente contienen un exceso de azúcares, grasas malas, y aditivos a veces imposibles de pronunciar.
  3. Aprende a leer las etiquetas de los productos. Relacionado con el punto anterior, es importante indentificar los ingredientes buenos y aquellos extras que no son necesarios y restan calidad nutricional a un producto. Por ejemplo, en la receta de hummus he descripto cómo muchas versiones comerciales nos cuelan ingredientes de menor calidad para reemplazar el tahini o el aceite de oliva virgen extra.
  4. Reduce el consumo de azúcares añadidos. Cuando hayas incorporado el hábito del punto anterior, descubrirás cuántos productos llevan escondida una cantidad de azúcar innecesario. Y como el azúcar es muy adictivo, cuánto menos consumas, menos vas a necesitarlo.
  5. Aprende cuáles alimentos tienen las mejores cualidades nutricionales e incorpóralos en tu dieta. Las recetas de esta página te permitirán conocer un amplio espéctro de granos, legumbres, cereales o vegetales, carnes, pescados y mariscos, así como distintas técnicas de cocina. Con estos conocimientos podrás ir paulatinamente expandiendo tus posibilidades y mejorando hábitos alimenticios.
  6. Aprende a reemplazar tus snacks o „picoteos“ malos por mejores alternativas. A veces no hace falta aprender nuevas recetas ni descubrir comidas raras. Basta un mínimo de esfuerzo para reemplazar bolleria o ultraprocesados por un puñado de frutos secos o fruta, pan integral en vez de pan blanco, etc.
  7. Asegúrate de consumir suficiente proteína magra en cada comida. Este un error muy común, con excepción de aquellos que no puedan complirlo por alguna deficiencia renal o enfermedad puntual. La proteína no sólo es esencial para mantener o crear masa magra, también ayuda a mantenernos saciados por más tiempo. La idea de mantener un dieta en la que sólo comamos ensalada es menos beneficiosa de lo que imaginamos. Aunque no consumas carne, es necesario mantener un buen consumo de proteina en forma de soja, legumbres, huevos, almendras u otros frutos secos, etc.
  8. Intenta no „beber tus calorías“. Los refrescos, jugos y preparados comerciales similares es dónde más azúcar añadido se consume. Intenta reemplazarlos por café, té o agua. También puedes disfrutar de una copa de vino o una cerveza de vez en cuando, pero considera el enorme exceso de calorias que significa hacerlo con mucha asiduidad.
  9. Cuida tu calidad y horas de sueño. Esto es bastante elemental y no requiere de mayor comentario. Sólo quiero destacar que se ha probado que un peor sueño está directamente relacionado con una menor capacidad para perder peso.
  10. Encuentra un ejercicio físico acorde a tus capacidades y gustos. En mi experiencia personal, empecé a correr hasta que me di cuenta que no iba a querer mantenerlo como hábito. Entonces decidí cambiarlo por caminatas largas, que además combino con otro hobby como la fotografía. De igual manera, comencé con el entrenamiento de fuerza con pesas, hasta que descubrí que me gustaban más los ejercicios de calistenia con peso corporal. Experimenta y descubre qué actividad disfrutas y puedes practicar con gusto a lo largo del tiempo.
  11. Adopta costumbres que puedas mantener a largo plazo. Lo mismo que he explicado respecto al ejercicio se aplica a la comida. En vez de soportar las restricciones de una dieta, con todas las implicancias negativas que esa palabra normalmente conlleva, es más razonable adoptar un sistema de nutrición que sea aceptable y disfrutable a largo plazo.
  12. La constancia es la clave del éxito. Aunque ocasionalmente no cumplas a rajatabla estos consejos, la constancia en su observancia debería ser la regla en el largo plazo. Puedes salteartelos cada tanto, si crees que te hará la vida más llevadera. Lo importante es que intentes incorporarlos en líneas generales y de forma habitual.

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