La col lombarda con manzana es un acompañamiento perfecto para carnes asadas, sobre todo pato o ganso. Esta guarnición es muy común en la cocina Bávara, Bohemia y de otros países de Europa del Este. A diferencia del chucrut o “Sauerkraut”, la col lombarda (también conocida como repollo colorado) se puede guisar con manzana (y a veces con miel también), y ese toque dulce hace que nadie pueda resistirse a esta receta.
Ingredientes:
1 cabeza de repollo morado no muy grande
1 manzana roja
1 cebolla pequeña
2 cucharitas de miel
El jugo de un limón pequeño
2 cucharas de vinagre de manzana
Sal, pimienta, semillas de alcaravea.
Aceite de oliva virgen extra y/o manteca
Lavar la col lombarda y descartadas las hojas exteriores, que suelen ser más duras. Cortar por la mitad y descartar la parte blanca que surge de la base de la col. Picar en trozos relativamente pequeños y reservar.
Pelar y rallar la manzana, y agregarle un poco de jugo limón, para evitar que se oxide. Este paso puede ser reemplazado, usando puré de manzana sin azúcar agregada.
Calentar en una olla manteca y/o aceite de oliva. Picar y pochar la cebolla a fuego moderado. Cuando esté tierna, agregar la col lombarda. Salar y pochar por unos minutos. Agregar la manzana, el resto del jugo de limón, el vinagre y opcionalmente, un poco de miel. Sazonar con semillas de alcaravea. Agregar no más de medio vaso de agua, tan sólo lo suficiente como para que la cocción no sea en seco, con lo cual podría quemarse la verdura. Tapar y cocinar a fuego bajo por unos 40 minutos, hasta que la col lombarda esté tierna. Durante ese tiempo, recordar revolver de vez en cuando.
Finalmente, destapar la olla y continuar la cocción con el fuego algo más alto, hasta que el líquido se haya evaporado por completo.
Consejos y sugerencias:
- Tradicionalmente, la manteca era un producto caro y el aceite de oliva no formaba parte de la dieta de los países del Este de Europa. Lo más usual era cocinar y freír en grasa de cerdo, pero desde ya podemos usar nuestro tipo de grasa preferido.
- Esta receta es una guarnición casi obligada para acompañar el pato asado, y se sirve junto a patatas asadas o una especie de albóndigas de patata, llamadas knedlíčky en checo. Pero también marida a la perfección con muchas carnes asadas, como por el ejemplo el codillo de cerdo a la cerveza.